Atraídos por las luces del centro, el Gobierno y su coalición electoral, no de gobierno, ya comienzan a demostrar que sus trucos publicitarios sirven para distraer, pero no sirven para gobernar.
Los falsos profetas de la publicidad política, y los CEO devenidos en políticos, para atender los dos lados del mostrador, no son capaces de sobrepasar una tormenta en un vaso de agua, problema que ellos mismos han generado, cuando creyeron que era necesario que la oposición tenía que nuevamente aglutinarse, como su única fórmula de éxito para el 2019, la supuesta polarización.
Ahora como malos Magos, sus trucos comienzan a verse, y para espanto de propios y extraños, sus eventuales espectadores, que impávidos comienzan a preguntarse cómo han podido votarlos, solo respondiéndose, “por el influjo de un encanto”, como explicación del “yo no los voté, ni lo volveré a hacer”. Ese encantamiento, como el canto de las sirenas del relato griego, son de una belleza sin igual, pero que desembocan en el desastre.
Hoy las elucubraciones del “mejor equipo de los últimos 50 años”, nuevamente se equivocan con el dinero ajeno, “nunca con la propia”, por el cual el clubcito de la obra pretende reinar ahora desde el gobierno, pero producir, que es eso?, no arriesgo perder lo que lejos atesoro...
Mientras tanto en el mundo de los mortales, la vida diaria está teñida de rojo, no por los manifiestos de izquierda esotérica, sino por la sangre de inocentes, derramada sin visos de terminar, atento la atapia de las reformas y/o la complicidad de aquellos que deberían desarrollar políticas de shock.
La faena es rematada por la inescrupulosa avidez económica de las empresas privadas de servicio públicos amigas (o socios?) del administrador y sus controladores, que sin descaro durante el anterior mandato no realizaran obras sino de maquillaje, en tanto recibían suficientes aportes estatales para realizar el mantenimiento, pero que culpando a la pesada herencia del pasado, sigue evitando la posibilidad de que alguien les recuerde el objeto de su concepción, la prestación de un servicio público esencial de función social.
Lejos están de actualmente congraciarse con la mayoría de la sociedad quienes hoy se caracterizan con el ropaje de modernos empresarios como paladines de “lo que había que hacer”, pretenden con el oráculo rubio llevarse por delante los otros poderes del estado, en la culminación de su frase de cabecera, “ quienes no están conmigo están contra mi”, en total contradicción con los fundamentos de la democracia.
La Sociedad es cada vez más madura y más sabia, solo hay que oír el clamor de la calle, andar mundano que el administrador de paso desconoce por completo, no se les debe exigir más templanzas, por el resultado de sus “horrores no forzados”, se acabó el idilio que han cometido aquellos que se les ha confiado la “res publica” y se alimentan de ella, sin escrúpulos y no se les perdonara esas traiciones, al haber matado la esperanza, que el pueblo jamás no olvidará.
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